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Marc Samper: "No me interesan los grandes relatos, sino buscar los restos de cultura viva, enca

Marc Samper es licenciado en filosofía en la Universitat de Barcelona y Máster en estudios de Cine y Cultura Audiovisual Contemporánea de la Universitat Pompeu Fabra. Actualmente reside en Barcelona y trabaja desarrollando proyectos audiovisuales de manera independiente.


¿Cómo definirías tu linea de trabajo?


Bueno, lo que estaría haciendo ahora mismo se englobaría dentro de lo que en algunos medios se conoce como “cines de lo real”, que no sería exactamente documental, sino más bien un acercamiento a la realidad con, podríamos decir, una cierta voluntad autoral; un tipo de cine en que es muy importante el diálogo entre la realidad y la persona o el equipo que la filma, o en que es tan relevante aquello que es filmado como un determinado acercamiento o “mirada”. Esto se traduciría en mi caso en enlazar lo real con una cierta dimensión metafísica o una cierta interioridad, una poética: enlazar la realidad con algo que está, digamos, dentro y más allá de ella misma. Y desde ahí reordenar los acontecimientos filmados, activar una suerte de metamorfosis, una especie de deriva hacia un lugar “otro”, hacia otra esfera. En cierta manera intuyo que lo está en la base de todo lo que voy a hacer es la cuestión fundamental de qué es lo que el hombre y la mujer son, de qué es el ser humano. En este sentido me apasiona el cine de Tarkovski, o el de Pasolini, que supieron hacer descender su inquietud por las dinámicas sociales y políticas de su época hacia una dimensión ontológica y mitológica.

¿Cuál y cómo ha sido tu recorrido?

La verdad es que ha sido un tantear entre muchas cosas, sin acabar de encontrar nunca un camino claro. Estudié música en el Taller de músics, también historia, luego empezó a interesarme la escritura, más tarde di un giro hacia la filosofía y me licencié en la UB. Luego ya vino el cine, que se me había ido metiendo dentro a lo largo de todos esos años… pero la verdad es que nunca he tenido una vocación clara. Quizás si recuerdo un momento especial que tiene que ver con todo lo que he hecho luego. En el colegio al que iba cuando tenía unos 7 u 8 años había una enciclopedia ilustrada del antiguo Egipto. Recuerdo ver el apartado donde se practicaba el ritual de preparar el cuerpo del difunto para su viaje al más allá. La extracción de los órganos, el viaje en la barca solar… todo eso me impresionó mucho. Y bien, si tuviera que elegir un “momento fundacional” de lo que me mueve y está presente en todo lo que hago, sería ese. Aunque hasta llegar al cine todo fue un ir abriendo diferentes caminos, convergiendo todo hacia el campo del pensamiento, la filosofía, aunque todo de una manera muy vivencial, muy implicado todo en una búsqueda personal, a veces diría que incluso desesperada en muchos sentidos. Y eso me llevó, hace un par de años, a irme a Atenas con una cámara para grabar la que tendría que ser mi primera película, “Marathonas”, también en Grecia surgió la posibilidad de otra película-documental, “Laberint”, siendo estos mis proyectos actuales.


También he acabado recientemente dos videos para tres músicos, dos griegos, Christos Barbas y Alexandros Papadimitrakis, y uno argentino, Guillermo Rizzotto, que querían grabar un par de temas en estudio. Me gustaría compaginar el hacer mis propios proyectos audiovisuales con la realización de videos relacionados con el mundo de la cultura: músicos, artistas, videos para galerías y museos, danza… por ahí me gustaría moverme.

Cuéntanos sobre tu proyecto LABERINT.


Fue uno de esos proyectos que surge de casualidad. Estaba en Atenas para grabar “Marathonas”, que ha de ser una película de la crisis Europea, pero quizás desde un punto de vista no tanto económico o político, sino cultural. Me interesaba el agotamiento de todas esas ideas o valores que han conformado una cierta narrativa de Europa, fuera esta narrativa más o menos cierta o directamente un relato construido… el colapso del humanismo, de la ilustración, de una cierta fe en el progreso de la historia, la bancarrota de una cierta “alta cultura”… La idea era hablar de todo ello desde la Atenas actual y de algunas personas que me iba encontrando en el día a día… y desde ahí si, abrir una cierta distancia, proyectar todo sobre el horizonte de esa cultura europea que parece estar en un momento límite de su historia. Pero, en definitiva, no me interesaba todo ello no desde una perspectiva museística, de los grandes relatos, sino buscando los restos de cultura viva, encarnada, que llevaban dentro de sí todas esas personas. En medio de todo ello conocí, también de casualidad, a algunos músicos de Atenas, que es una ciudad musicalmente muy viva, sobre todo en lo que se refiere a lo que podríamos llamar música tradicional o, mejor, música modal o música modal contemporánea. Es una escena muy conectada con la tradición musical turca y desde ahí muy abierta a las tradiciones musicales de Oriente Medio, Asia menor… todo ello conforma, en cierta manera, un relato alternativo al relato oficial de una Grecia que es origen de Europa y parece siempre estar exclusivamente orientada hacia ésta.Y bueno, hubo gente en ese ambiente que me empezó a hablar de Ross Daly, un músico irlandés que lleva viviendo desde los años 70 en Grecia y que creó los “Labyrinth Musical Workshop”, unos seminarios que reúnen en Creta a maestros de música modal tanto de oriente como de occidente, y que tienen buena parte de culpa en el resurgir de este tipo de músicas.



Fue muy interesante conocer la visión que tiene Ross de la música, que tiene un discurso increíblemente elaborado y que a veces recuerda en actitud a cierto tipo de filosofía o mística islámica, sobre todo en su radical humildad en su idea de lo que es un artista o un creador… pues bien, resultó que justo llegar de vuelta a Barcelona se celebraba la primera edición de los “Labyrinth Musical Workshop” en Catalunya, otra casualidad. Y ahí empezó todo. La idea es crear un Laberinto fílmico, hecho de la yuxtaposición de planos de diferentes lugares del mediterráneo, creando, a través del montaje, una especie de ciudad de ciudades que ponga en continuidad y contacto a diversas tradiciones, que represente esa permeabilidad que ha habido siempre en esa zona del mediterráneo. Esto, teniendo en cuenta la actual deriva de Europa, es casi un discurso “contracultural”. También me interesa asomarme a ese “otro lado” que habita en este tipo de músicas.

¿Cómo consideras que se encuentra la situación de la creación/producción cultural en Barcelona?


La verdad es que es muy difícil sacar adelante un proyecto cinematográfico hoy en día. Para acceder a subvenciones o a cualquier tipo de financiación sustancial tienes que crear una productora, sin eso no puedes hacer prácticamente nada. No obstante esto es una impresión general, ya que no he explorado ni conozco todas las vías posibles que hay actualmente para poder financiar un proyecto. Como decía, mi impulso fue el de coger una cámara e irme a Atenas a intentar hacer una película. Y esa es es la gran ventaja de las nuevas tecnologías y la calidad de las cámaras digitales que puedes encontrar en el mercado a un precio accesible. Siempre han habido cineastas dentro de cierto tipo de documental, o cine experimental, underground etc… que no han necesitado más que su cámara, o en todo caso un pequeño equipo de personas, para producir su obra o para transmitir aquello que necesitaban transmitir. Pero hoy en día es más posible que nunca producir cine o cualquier tipo de proyecto audiovisual sin tener que contar con un gran despliegue de medios y/o económico, lo que es realmente revolucionario. Ahora con las nuevas tecnologías se podría empezar a hablar de una nueva etapa en la creación audiovisual, en cuanto a inmediatez, espontaneidad, libertad… y con ello todo un tipo de nuevas relaciones entre materia, cuerpo, e imagen, que irían más allá de lo que se ha entendido como cine hasta ahora. Casi se podría hablar de un nuevo origen del arte en esta “segunda naturaleza” de orden técnico en la que nos movemos, un nuevo modo de “escribir” la realidad, una nueva forma de escritura.


¿Qué es para ti “cultura”?


Pues sería todo aquello que crea un “mundo” humano, un determinado todo de relaciones, de obras, códigos, lenguaje… Un sistema de orientación en un determinado contexto que ordena la realidad e intenta tanto alumbrar, como domesticar o regular, sus potencias. Si, tengo esa visión un poco existencialista de que la obra humana, cultural, es aquello que alumbra un mundo, un determinado “momentum”, con todas sus potencias latentes, con una tradición que se puede re-actualizar y un horizonte que es siempre nuevo. Mundo por el que también hay una fuga, una pérdida o un vacío que obliga constantemente a modificar ese todo de relaciones, a una readaptación constante. Me encantan las tradiciones y el arte que se acerca a ese límite, a esa casilla vacía que es pura potencia y que refleja ese desequilibrio ontológico que es el ser humano… y que es precisamente el lugar por donde penetra toda cultura. La sala ante la que se quedan los 3 protagonistas de “Stalker”, de Tarkovski, sin poder entrar, sería una de las apariciones de ese lugar en el cine.



Si quieres conocer más sobre el trabajo de Marc, te dejamos el siguiente link:



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